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15 de diciembre de 2009

En Castilla y León, los padres deciden

El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León otorga a los padres, de los alumnos que así lo prefieran, la potestad para retirar de los crucifijos de las escuelas. Así lo ha afirmado hoy la Consejería de Educación que acata la sentencia que ordenaba la retirada de los símbolos religiosos del colegio público Macías Picavea de Valladolid. La desparición se producirá tan solo en aquellos casos en los que los padres de los alumnos así lo soliciten. Con esta aceptación la cuestión de los símbolos religiosos parece haberse desplazado del debate político para pasar el testigo a otro de los colectivos implicados en la educación de los menores, sus padres. La guerra de los símbolos pierde color político y se subordina a la educación paterno-filial.
La consejería de educación afirmó que ellos “ni ponen ni quitan crucifijos” y en todo caso, esa decisión, de realizarse, compete al legislador pues ninguna ley va en contra de la presencia de estos símbolos ostensibles en las escuelas y volvieron a incidir en que cualquier decisión al respecto es decisión del consejo escolar.
 
La sentencia pone punto y final a la demanda que, en marzo de 2008, que obligaba al centro escolar a retirar los símbolos religiosos de aulas y espacios comunes a petición de la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid. La decisión tomada por el poder judicial, solo avisa de que solo bastaría la decisión de un padre para iniciar el proceso de retirada.

En este caso se concede a los padres el mismo papel que se les otorgó con la objeción de conciencia respecto a la asignatura Educación para la Ciudadanía. Que recaiga en ellos la responsabilidad de educar a sus hijos según sus convicciones. En lugar del adoctrinamiento político (debate que planteo la impartición de la polémica asignatura Educación para la Ciudadanía) lo que se pretende evitar la coerción de la libertad religiosa y de creencia.

Antes Educación para la Ciudadanía, ahora guerra de los símbolos. En cualquier caso, los gobiernos intentan apoderarse de ese factor tan determinante en la formación humana, como es la educación. Conscientes de su importancia, los partidos políticos intentan convertirse en el primer referente para sentar las bases de quienes están en un proceso de constitución. Pero, ¿hasta qué punto es un adoctrinamiento o pesa más la opinión de una oposición carente de poder para dictar las directrices educativas?



Más información: El Mundo, Europa Press